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Conexión. Escuchar al corazón.

Actualizado: 21 nov 2022


Por Flor Burroni


De la serie Yoga es Unión.



Hace poco tuve ante mis ojos una de las imágenes más impactantes y bellas de la naturaleza.


Declarado como patrimonio de la humanidad, el Hornacal o cerro de los 14 colores, en Jujuy, llamado así por las distintas tonalidades que se pueden observar en la piedra de millones de años, se manifiesta imponente frente a turistas curiosos y atónitos, no solo porque se despliega como una espectacular imagen panorámica enmarcada dentro de la Quebrada de Humahuaca, sino tal vez porque para llegar hasta él hay que recorrer un camino que llega a más de 4300 mts de altura sobre el nivel de mar y que te deja literalmente sin aliento. Es imposible no sentirse minúsculo ante tal inmensa curiosidad de la naturaleza y fiel testigo del paso del tiempo.


Una vez ahí, solo queda observar. Y observar. Y cuando parece que está todo dicho, es entonces cuando empieza lo más impactante. De repente, algo que parece imposible, lo que está frente a tus ojos deja protagonismo y tus sentidos empiezan a retraerse, uno a uno. Se hace el silencio más absoluto que uno pueda imaginar y sólo queda el ritmo de tu respiración que cada vez se ralentiza más hasta que lo único que escuchás es el latido de tu corazón. Si, exactamente eso, en el sentido más estricto de la palabra. Como si fuese lo único que hay en vos.


Con el tiempo, muchos de nosotros nos hemos alejado de este tipo de vivencias, algunos ni siquiera han estado en contacto alguna vez. Hablo de un contacto básico y simple con la naturaleza, con lo más esencial y manifestado.


A través de prácticas meditativas conscientes y sostenidas en el tiempo, utilizando técnicas simples pero que a la vez requieren de un auténtico compromiso, con la guía de un profesor calificado, es posible volver a conectarnos de manera progresiva, de lo burdo a lo sutil, con nuestro corazón, con ese órgano tan noble que nos acompaña hasta el último minuto de nuestra existencia. Y escucharlo. Exactamente eso, escucharlo en el sentido más amplio. Escuchar lo que hay en lo más profundo, cuáles son nuestros deseos reales, nuestros verdaderos afectos, nuestra misión en la vida, el camino por seguir y cuáles son los obstáculos que me impiden lograrlo. Al fundirnos en ese silencio y conectarnos con nuestra propia esencia, es entonces cuando nuestros ojos reflejarán ya no los múltiples colores de la imagen que tenemos enfrente, sino el tono único y auténtico que hay en lo más íntimo de nuestro ser. A partir de ahí, todo expansión.



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